¡Bienvenid@! Me siento muy feliz de que visites mi blog.



lunes, 6 de diciembre de 2010

La fiesta


Debía de tener unos dieciséis años cuando fui con mi hermana a las fiestas del pueblo en el que vivía la hermana de mi padre. Era yo entonces una muchacha de internado, tímida en extremo, ignorante del mundo y de los hombres. Todavía recuerdo con horror mi malestar ante la actitud ofensiva de un jovenzano que intentó propasarse al bailar conmigo; él intentaba apretujarme, mientras se pavoneaba ante sus amigos, y yo empujaba desesperadamente para evitar el contacto. Allí conocimos a Pepe, que se mostró un rendido admirador de mi hermana, y a Félix, un muchacho de mi edad, respetuoso y educado, con los que pudimos pasar unas fiestas agradables. Pepe llevaba unos pantalones vaqueros, muy modernos para la época, con pespuntes en los bajos, que a mi hermana debieron llamarle la atención, porque a partir de entonces, cada vez que salía en nuestra conversación, nos referíamos a él como "El Vainicas" Era camarero de un bar en Zaragoza y eso lo perdió ante los ojos de ella, que tenía un mal concepto de cualquiera que se dedicara a ese oficio; los consideraba poco de fiar, gastadores y mujeriegos. De manera que tan denodados esfuerzos de conquista, todos aquellos sentimientos de rendido amor expresados en aquel abundante fajo de cartas llegadas de África, resultaron inútiles. Pepe no llegó nunca a formar parte de nuestra familia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario