El ser humano no dejará jamás de sorprendernos. A lo largo de los tiempos ha sido capaz de llevar a buen término los proyectos más impresionantes: coronar las cumbres más elevadas, atravesar desiertos calcinados o viajar por las inmensas llanuras nevadas hasta llegar a los ejes alrededor de los cuales gira nuestro planeta, descender a las profundidades del mar, viajar al otro lado de la tierra en modernas aeronaves, salir al espacio exterior, descubrir medicamentos capaces de salvar la vida a millones de personas… Pintores, escultores, músicos, escritores… han conseguido emocionarnos con la belleza de sus creaciones. Cientos de personas han inscrito sus nombres en el Libro Guiness de los Records por sus hazañas o por sus ocurrencias, en algunos casos inimaginables.
Puede que en este apartado, en el de las ocurrencias o excentricidades, habría que enmarcar la noticia publicada recientemente en algunos medios de comunicación.
Ángeles Durán, una gallega que vive en Salvaterra de Miño acudió al notario para que expidiera una escritura a su favor como propietaria del Sol. ¡Sí, sí! ¡ Así como lo oyen! Alega esta mujer que actualmente hay ya un americano que escrituró la luna y la mayor parte de los planetas. De modo que se le ocurrió que bien podía ella hacer las gestiones pertinentes para convertirse en la única dueña y señora del astro rey.
Al notario le dio la risa, según refiere el periodista. Y no es para menos.
Ahora sólo falta que aparezca otro avispado que escriture la lluvia; y otro el viento. ¡Y hale! A sacar tajada. Porque la mujer no es tonta, no. Quiere cobrar un canon por la energía solar. Ella asegura que ya se ha reunido con alguien del Ministerio de Industria, que debió de poner cara de tonto a causa del asombro. Y que lleva intención de ceder el 50% por ciento de los ingresos a los Presupuestos Generales del Estado, el 20% para las pensiones mínimas, un 10% para investigación y sanidad y otro 10% para erradicar el hambre. Quedaría otro 10% que se quedaría para disfrute personal. ¡Pues qué bien!
Lo que no sé si se le habrá ocurrido a la flamante propietaria es que podría salirle el tiro por la culata. Imaginemos por un momento lo que podría suceder si empezaran a brotar, como las setas en otoño, personas que se sienten perjudicadas por los excesos producidos por nuestra más próxima e imprescindible estrella y llevaran a Ángeles Durán a los tribunales. Los agricultores que pierden las cosechas por el exceso de calor, o los bañistas que se sienten perjudicados cuando el Sol no luce como sería su obligación durante sus días de vacaciones, o por el contrario, las incontables reclamaciones de todos aquellos a los que se les hubiera diagnosticado cáncer de piel como resultado de la fuerza de los rayos solares. Hasta pudiera ser que Ícaro -el hijo de Dédalo, el arquitecto griego constructor del laberinto de Creta que había logrado construir unas alas de cera para escapar del encierro en el que se encontraban, ese Ícaro, digo, que embriagado por la emoción del vuelo subió y subió, cada vez más alto, hasta que se le derritieron las alas y cayó en el mar- presentara una denuncia por daños y perjuicios desde el más allá.
¡Que tenga cuidado! ¡Ja, ja, ja!

 
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